Saturday, March 26, 2011

María

María es madre de dos niños que participan en nuestro proyecto. Fue de las primeras mujeres que conocí cuando me instalé en este pueblito.

Tiene seis hijos, comenzó a tenerlos a los 15 años. A los 23 años se quedó viuda, el marido se murió de alcoholismo antes de cumplir los 30 años - como muchos. Desde entonces, María vive en casa de los suegros (también alcohólicos). También viven allí las dos familias de sus cuñados. En total son 17 personas viviendo en una casa con tres habitaciones.

Cada año, al llegar la feria, el suegro fue vendiendo sus terrenos a extranjeros y ahora sólo tienen dos terrenos pequeños donde siembran maíz y café. Al repartirse estos entre las tres familias, quedarán lotes muy pequeños. Al repartirlos luego entre los nietos, serán pedacitos de a 8 metros cuadrados si mucho. Alcanzará para que cada quien se construya una casita, pero ya no tendrán dónde sembrar.

María es la única en toda la casa que tiene un trabajo estable - lavando sábanas en un hotel. Ella paga la luz por todos, y muchas veces le toca darle de comer a sus sobrinos también - cuando sus padres no tienen para darles (o han gastado todo en trago).

María siempre sonríe y raramente se queja. Pero una vez sí la vi fúrica. Había dejado Q500 (su quincena) en el armario. Salió un momento y no echó llave. Al volver, la puerta del armario estaba abierta, y su quincena ya no estaba. Tuvo que haber sido una de sus cuñadas, estaba segura. Pero no quería problemas, así que mejor no les dijo nada. Total, ya estarían emborrachándose con el dinero que era para pagar la luz, ¿y qué sentido tiene discutir con un bolo? Dios se encargará.

Un día María subía la montaña para ver su milpa, cuando un hombre conocido la jaló y la acostó. Con cinco hijos, una hérnia y 35 años, quedó embarazada. No lo denunció por vergüenza. El desgraciado luego fue a jactarse de la facilidad de la mujer. Como era hombre casado, María fue expulsada de su iglesia y víctima de insultos constantes de sus vecinos.

Nadie sabía que en su vientre crecía el niño, así que decidió abortar con una sobredosis de vitamina C durante dos semanas. Lo logró. La única otra persona que sabía era su cuñada, sin embargo, en poco tiempo, todo el pueblo se enteró. La reputación de María cayó aún más bajo.

Su hija mayor ya no quiso estudiar, por las burlas que recibía de sus compañeros. El hijo mayor ya se está juntando con los ladrones del pueblo para entrar a robar a los hoteles, por lo que María se niega a recibir un centavo de ayuda de él. Es dinero sucio y no quiere alimentar a sus hijos pequeños con el pecado.

María tiene sueños lúcidos. Sueños en los que sabe que está soñando y puede tomar el control de los sucesos. En sus sueños puede decidir volar, hablar con Dios, visitar a sus muertos, y hasta hacer el amor con su esposo. Dios le dice que no se preocupe, que todo el sufrimiento de este mundo será premiado con su entrada al cielo. Me explica detallada y eufóricamente cómo es el paraíso. Allí, todo estará bien.

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