Cuando nació La Cambalacha (proyecto cultural y educativo) en el 2003, participaron 120 niños, niñas y jóvenes de San Marcos. En el 2006 ya eran 3,000 participantes de diferentes comunidades de la cuenca del Lago. A pesar de su popularidad entre la niñez y la juventud Kakchikeles y Tz´utujiles, el proyecto ha sido criticado de pies a cabeza por adultos.
También hay muchas personas que entienden y apoyan lo que hacemos - de no ser así, no estaríamos aquí todavía.
Aquí la crítica que más me provoca reflexión:
La Cambalacha enseña arte occidental a personas Mayas.
A esto respondo -
1. Enseñamos todo tipo de arte. Vienen personas de todo el mundo a voluntarizarse como talleristas. Hemos podido ofrecer talleres de danzas de cuatro continentes, apreciación musical de una infinidad de géneros, y arte visual de diversas culturas.
2. Lastimosamente, aquí donde estamos se han perdido las expresiones dancísticas y musicales Mayas. Hay un grupo de danza en San Juan, con un trabajo muy hermoso, pero cobran más de lo que podemos pagar por talleres y no han sentido el llamado de hacerlo voluntariamente, ni por La Cambalacha ni por las comunidades.
3. La mayoría de jóvenes quieren reguetón. Puedo pelear contra eso, o puedo conseguirles un reguetón consciente, de protesta, política, cambio social o cualquier cosa que lleve un mensaje positivo.
4. Si te interesa desarrollarte en el arte, ¿qué mejor que conocer técnicas y conceptos de todo el mundo para apreciar más tu propia cultura? Acaso la juventud Maya rural no tiene el mismo derecho que la juventud capitalina haciendo hip-hop, belly-dancing, ballet clásico, tango... ¿Y si un joven Maya quiere tocar música Rock, acaso le van a decir que no? Capaz que le van a decir que mejor aprenda a tocar la marimba. ¿Y si no quiere?
5. Dependemos de voluntarios/as internacionales y jóvenes locales para impartir los talleres. Es cierto que los y las jóvenes se formaron aquí mismo y que la mayoría de lo que replican como talleristas es lo que han aprendido aquí - pero, lo adaptan, lo traducen y se lo apropian.
6. No tenemos fondos para contratar maestros y maestras. Los pocos recursos económicos que tenemos a penas alcanzan para cubrir las becas de jóvenes (un reconocimiento de participación que se da mensualmente a sus familias, de otra manera no sería posible su participación) y para el mantenimiento básico (luz, internet, papel toilet) del centro.
7. Son contados los artistas guatemaltecos y guatemaltecas que han venido a dar una mano. Ranferí Aguilar, Rosa Chávez, Elder Menéndez, Javi, Jueves... (Gracias por el apoyo a través de los años). Pero sí, me decepciona que no sean más.
Si tuviéramos fondos, seguro contrataríamos a artistas Mayas de la región antes que a nadie más. Pero, por ahora, hacemos lo que podemos con lo que tenemos y con quienes vienen a aportar, y me parece que eso es mejor que no hacer nada. Al menos brindamos un espacio seguro y supervisado con crayones, papel, tambores y guitarras.
Las críticas nos ayudan a crecer, pero por favor, venga a conocer nuestro trabajo antes de criticarlo.
También hay muchas personas que entienden y apoyan lo que hacemos - de no ser así, no estaríamos aquí todavía.
Aquí la crítica que más me provoca reflexión:
La Cambalacha enseña arte occidental a personas Mayas.
A esto respondo -
1. Enseñamos todo tipo de arte. Vienen personas de todo el mundo a voluntarizarse como talleristas. Hemos podido ofrecer talleres de danzas de cuatro continentes, apreciación musical de una infinidad de géneros, y arte visual de diversas culturas.
2. Lastimosamente, aquí donde estamos se han perdido las expresiones dancísticas y musicales Mayas. Hay un grupo de danza en San Juan, con un trabajo muy hermoso, pero cobran más de lo que podemos pagar por talleres y no han sentido el llamado de hacerlo voluntariamente, ni por La Cambalacha ni por las comunidades.
3. La mayoría de jóvenes quieren reguetón. Puedo pelear contra eso, o puedo conseguirles un reguetón consciente, de protesta, política, cambio social o cualquier cosa que lleve un mensaje positivo.
4. Si te interesa desarrollarte en el arte, ¿qué mejor que conocer técnicas y conceptos de todo el mundo para apreciar más tu propia cultura? Acaso la juventud Maya rural no tiene el mismo derecho que la juventud capitalina haciendo hip-hop, belly-dancing, ballet clásico, tango... ¿Y si un joven Maya quiere tocar música Rock, acaso le van a decir que no? Capaz que le van a decir que mejor aprenda a tocar la marimba. ¿Y si no quiere?
5. Dependemos de voluntarios/as internacionales y jóvenes locales para impartir los talleres. Es cierto que los y las jóvenes se formaron aquí mismo y que la mayoría de lo que replican como talleristas es lo que han aprendido aquí - pero, lo adaptan, lo traducen y se lo apropian.
6. No tenemos fondos para contratar maestros y maestras. Los pocos recursos económicos que tenemos a penas alcanzan para cubrir las becas de jóvenes (un reconocimiento de participación que se da mensualmente a sus familias, de otra manera no sería posible su participación) y para el mantenimiento básico (luz, internet, papel toilet) del centro.
7. Son contados los artistas guatemaltecos y guatemaltecas que han venido a dar una mano. Ranferí Aguilar, Rosa Chávez, Elder Menéndez, Javi, Jueves... (Gracias por el apoyo a través de los años). Pero sí, me decepciona que no sean más.
Si tuviéramos fondos, seguro contrataríamos a artistas Mayas de la región antes que a nadie más. Pero, por ahora, hacemos lo que podemos con lo que tenemos y con quienes vienen a aportar, y me parece que eso es mejor que no hacer nada. Al menos brindamos un espacio seguro y supervisado con crayones, papel, tambores y guitarras.
Las críticas nos ayudan a crecer, pero por favor, venga a conocer nuestro trabajo antes de criticarlo.
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