Es un grupo pequeño que toma las decisiones para todo el resto del mundo. Han desarrollado la tecnología para programar a las masas. Las ciudades son trampas, son los laboratorios para los experimentos de programación mental e hipnósis masiva. Hay que evitar viajar a las ciudades.
El plan es milenario. Estamos contaminados al punto de ni darnos cuenta cuando contaminamos a nuestros propios hijos de las mismas enfermedades contra las cuales estamos luchando desde que comenzó la historia.
Todo está colapsando ante nuestros ojos pero nadie quiere admitirlo. Esa reacción es producto de nuestra programación.
A estas alturas de globalización, es más relevante hablar de cristianos y ateos, o musulmanes y mormones, que hablar de razas. Cualquier persona, en cualquier parte del mundo, que comparte mis creencias, es más parecida a mí que un paisano o un familiar de creencias diferentes.
Amamos por egoísmo, y no hay nada de malo en eso. Prestamos demasiada atención a nuestras emociones y muy poca a nuestros instintos. Así funciona nuestro mundo de mentiras.
Las emociones las aprendimos de las telenovelas - también parte de la programación.
¿Quién se ha muerto de cancer sin un dianosis?
Son igualmente ridículas la persona que cree ciegamente en lo que diga la iglesia y la persona que cree ciegamente en lo que diga la ciencia.
La búsqueda del yo empaña la apreciación de la belleza del ser uno más o parte de.
Creo en el silencio y no confío en las palabras.
La simpleza de vida y el contacto con la naturaleza curan todo.
Lo que creo me conecta energeticamente con otros que creen lo mismo, y juntos aportamos a la realidad manifiesta. La realidad manifiesta, para la gran mayoría de todos nosotros, es la manifestación del creer del grupo más grande, y por ende, más fuerte.
El poder de manifestación de quienes logren desprogramarse será infinitamente más fuerte que el poder de manifestación de una masa hipnotizada.
Un día seremos suficientes.
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