Es la canción que cantaban mis padres cuando vivíamos en estados unidos, una especie de himno de nuestra identidad. Hoy se muere el autor - Facundo Cabral - a balazos en mi país natal. No creo que mis padres hayan imaginado nunca que las balas que atravesarían la cabeza de Facundo en el 2011 llegarían hasta mi, aquí en bananalandia, donde me harían hacerme las mismas preguntas que ellos se tuvieron que hacer hace más de treinta años, antes de nuestra migración al norte. No creo que hayan imaginado que estaríamos en las mismas, y hasta peor porque ahora no hay quien se atreva a cantar la verdad.
Nosotros, hijos de intelectuales y revolucionarios, por dormirnos, confiados en que el jardin ya estaba sembrado y había sólo que recoger los frutos. Y consumimos todo - la luz, la esperanza, la música, la información. Pero no producimos. No de lo que se necesitaba para mantener esa libertad que heredamos, que se nos dió con sudor y sangre. Pero no hicimos suficiente. Sólo entre nosotros celebramos la victoria. Sólo entre nosotros hicimos fiestas de letras y danzas y teatros. Sólo entre nosotros jugamos a ser héroes. Sólo entre nosotros seguimos repitiendo discursos memorizados y repartiendo ideas recicladas, ni siquiera ideas nuevas. Al menos no suficientes. Fuimos románticos e ineficaces.
Así que pido perdón a la próxima generación, y a todas las que le siguen, por haber perdido tiempo, por haber retrocedido, por haber desperdiciado, y por haber descuidado. Pido perdón a Facundo, a mis padres y a mis maestros, por haber deshonrado su lucha.
Nosotros, hijos de intelectuales y revolucionarios, por dormirnos, confiados en que el jardin ya estaba sembrado y había sólo que recoger los frutos. Y consumimos todo - la luz, la esperanza, la música, la información. Pero no producimos. No de lo que se necesitaba para mantener esa libertad que heredamos, que se nos dió con sudor y sangre. Pero no hicimos suficiente. Sólo entre nosotros celebramos la victoria. Sólo entre nosotros hicimos fiestas de letras y danzas y teatros. Sólo entre nosotros jugamos a ser héroes. Sólo entre nosotros seguimos repitiendo discursos memorizados y repartiendo ideas recicladas, ni siquiera ideas nuevas. Al menos no suficientes. Fuimos románticos e ineficaces.
Así que pido perdón a la próxima generación, y a todas las que le siguen, por haber perdido tiempo, por haber retrocedido, por haber desperdiciado, y por haber descuidado. Pido perdón a Facundo, a mis padres y a mis maestros, por haber deshonrado su lucha.
Mi familia está allá también....yo me quedé acá por varias razones pero más porque no era mi idea escapar de mi país...ahora ya no tengo muy claro porque estoy todavía, tratando de salvar ¿Qué?...es un día muy doloroso, talvés mañana me acuerde....un abrazo.
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